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  • Por Yara de Melo Barros (Directora de Comunicación

Zoológicos vs. Santuarios: una disputa sin futuro y sin utilidad


Cuando comencé a trabajar en un zoológico tenía la impresión de que todos los argumentos contrarios a la existencia de estas instituciones venían de personas que estaban en contra de mantener animales en cautiverio. Después de asumir la presidencia de la Sociedad de Zoológicos y Acuarios de Brasil (SZB), hace ya casi dos años, noté que lo que molesta en realidad es el hecho de contar con público visitante, lo que para los críticos significa que estamos explotando económicamente a los animales. Es muy interesante esto, porque 56% de las 124 instituciones en Brasil no cobran entrada.

Al demonizar a los zoológicos en el papel de villanos capitalistas, sobran los supuestos "santuarios" (para la cual no existe una definición legal en Brasil), que mantienen también animales en cautiverio, pero vestidos con ese ropaje que parece funcionar más bien como una capa de invisibilidad y que los torna prácticamente inmunes a críticas. Al final, están "salvando" los animales de nosotros "los villanos".

Lo que más me impresiona es que las personas no se indignan si los animales son mantenidos en condiciones inadecuadas en santuarios. Parece que ellos tienen un salvoconducto que les permite transitar por el universo del cautiverio sin ser juzgados o evaluados, porque representan "el bien". Y el hecho de que en los santuarios los animales también están en cautiverio parece ser irrelevante para los que defienden su existencia.

Los zoológicos costean conservación

Los zoológicos trabajan con reproducción para la conservación, de la cual dependen muchas especies críticamente amenazadas o extintas en la naturaleza. Tenemos ejemplos en Brasil de dos especies extintas en la naturaleza que pueden ser salvadas por reproducción en cautiverio: el guacamayo Spix y el pavón o paujil de Alagoas. Hoy, no existen guacamayos Spix en zoológicos brasileños; sólo en un criadero particular, pero por muchos años el zoológico de São Paulo integró el programa. El programa de conservación del pavón de Alagoas ahora contará con la participación inicial de tres zoológicos: Parque de las Aves, Zoo de Sorocaba y Zoo de Bauru. Esto representa un aporte directo de los zoológicos para la recuperación de una especie extinta en la naturaleza.

Los trabajos de recuperación de especies y ambientes son costosos, al igual que mantener animales en buenas condiciones. Apoyar técnica y financieramente proyectos de conservación en campo también tiene un costo altísimo. Lo que los zoológicos recaudan es importante para cubrir estos costos. En el mundo, los zoológicos son el tercer mayor financiador de proyectos de conservación.

Me parece interesante el discurso "liberacionista" de grupos que creen que los zoológicos no deben existir y que debemos soltar a todos los animales (hay cerca de 50.000 animales en los zoológicos brasileños). Políticos oportunistas una y otra vez proponen proyectos de ley para transformar los zoológicos en santuarios. Este tipo de proyecto suele no tener pies ni cabeza.

Considerando que millares de animales son incautados diariamente provenientes del tráfico y que centenares de animales son rescatados víctimas de accidentes de caza, malos tratos y atropellamientos, siendo destinados a zoológicos, yo siempre les pregunto a estas personas: ¿Cuál es el plan? ¿Hacia dónde estos animales serían llevados? ¿Quién los cuida? ¿Con qué recursos? ¿Cuál sería el proyecto para que especies amenazadas en la naturaleza o incluso extintas - y que precisan ser reproducidas en cautiverio - tengan una oportunidad de sobrevivir? Me encantaría leer el proyecto de estas personas para el manejo de la fauna en el país. Pero la cuestión es esta: generalmente no hay un proyecto, tan sólo un discurso. No hay trabajo de educación, o acciones concretas para impedir la extracción de animales de la naturaleza, por ejemplo, para el comercio ilegal.

Alternativa romántica

El año pasado los zoológicos de Brasil participaron de una campaña para aumentar el número de usuarios del Sistema Urubu, una aplicación móvil que puede ayudar a mapear los atropellamientos de fauna silvestre en Brasil y proponer medidas mitigantes de forma más eficiente. De esta manera, fue creado el Día Nacional de Urubuzar, que contó con la participación de cerca de 60 zoológicos, y que en un día duplicó la cantidad de usuarios del Sistema, que pasó de 5.000 a 10.000 personas.

Los supuestos santuarios en Brasil, a no ser que yo esté muy mal informada, no trabajan con recuperación de especies. Se centran sólo en individuos, y no hay nada que garantice que los animales por ellos mantenidos viven mejor que los animales de zoológicos. El concepto de santuario en Brasil sólo tiene fuerza porque tiene como base la visión romántica e irreal de las personas que ven estos lugares como Shangrilás, donde viven felices animales rescatados de los zoológicos. A su vez, esta visión sólo se sustenta porque no hay gente que pueda evaluar las reales condiciones de los animales. Algo medio al estilo "los animales lejos de los ojos, pero discurso apelativo cerca del corazón".

Estuvo recientemente circulando la noticia de que la justicia argentina habría aceptado un pedido de habeas corpus para una hembra de orangután que vive en el Zoológico de Buenos Aires hace más de 20 años, bajo el argumento de que ella sufre un "confinamiento injustificado".... y que debería pasar a una condición de "semilibertad", en un supuesto santuario en Brasil. Esto no es semilibertad....es cautiverio de la misma forma, muchas veces con recintos más pobres de estímulos que los zoológicos y con manejo cuestionable, donde los animales son alimentados con comida inapropiada variada, que va de feijoada a ensalada rusa, pasando por dulces, todo lo que puede ser fácilmente visto en videos de Youtube.

Una cosa es clara: la ausencia de público no transforma un depósito de animales en santuario, y lo que garantiza el bienestar de los animales no es el aislamiento de las personas, y sí un buen manejo, independientemente de la institución de que se trate.

La presencia de público permite además que, tan sólo en Brasil, cerca de 20 millones de personas por año puedan ser concientizadas acerca de cuestiones ambientales a través del contacto con animales.

Ya hemos visto santuarios que cuestionan la eficacia del enriquecimiento ambiental realizado por los zoológicos. Imagino que precisan esto para mantener vivo el "mito" del santuario, porque si ellos aceptan que técnicas de enriquecimiento pueden mejorar la vida de animales en zoológicos, ellos destruyen su mayor (y equivocado) argumento: vivir en un zoológico jamás puede ser bueno para un animal.

Creo que es necesario un cambio de percepción: en vez de adoptar una postura pro o contra los zoológicos, ¿qué tal darnos cuenta de que somos todos "pro animales", e intentar juntos construir soluciones eficientes? Esta batalla sin fin no suma, no cambia las cosas y divide los esfuerzos de quienes podrían estar trabajando de manera integrada. Asimismo, distrae el enfoque del problema real: ¿Cómo vamos a mejorar nuestras instituciones?

Quien se preocupa por los animales debe luchar para que las instituciones que los mantienen bajo cuidados humanos tengan excelencia en el manejo y prioricen el bienestar animal, ya que el nombre "santuario" no garantiza la calidad de vida de ningún animal.

La única cosa que la ausencia de público visitante ciertamente garantiza es que se permanezca lejos de los "ojos" de los fiscales más exigentes que una institución puede tener: los visitantes.

Nota: Este artículo fue originalmente publicado en portugués en http://www.oeco.org.br/colunas/colunistas-convidados/28902-zoos-x-santuarios-uma-disputa-sem-futuro-e-sem-utilidade/. La autora ha autorizado a los editores a incluir este artículo en ALPZA blog. Las opiniones emitidas no son necesariamente la opinión de ALPZA.

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